EL Taxímetro

¿Te subirías a un taxi sin saber a dónde tienes que ir?

Aquel día Manuel, responsable de ventas de una empresa de servicios, tenía concertada a primera hora de la mañana una importante cita con un potencial cliente.

Salió de casa con cierta prisa, pues aunque había puesto el despertador algo antes de lo habitual, estuvo remoloneando de forma que cuando quiso darse cuenta se le había echado la hora encima…

 

 

Salió de casa corriendo a coger un taxi. Pasaron dos que iban ocupados, por fin el tercero paró y Manuel subió. El taxista, que no podía permanecer parado, inició la marcha, bajó la bandera y preguntó: ¿Dónde vamos? Manuel, que ya miraba su agenda, se dio cuenta de que no tenía anotada la dirección a la que tenía que acudir. Como no la recordaba y no tenía ni idea de la zona en la que estaba, le dijo al taxista que continuase circulando mientras la trataba de averiguar. Entre tanto, el taxi y el taxímetro seguían avanzando. Al cabo de quince minutos de consultas y alguna que otra llamada, por fin había localizado su lugar de destino.

Cuando le dijo la dirección al taxista, el taxímetro se había disparado. Pero eso no era lo peor. Lo que más le preocupó fue que el taxi se encontraba en dirección opuesta al lugar al que tenía que llegar. El sobrecoste de la carrera lo pudo asumir; sin embargo, las consecuencias de llegar tarde a su cita iban a ser menos asumibles. Básicamente, eran dos las consecuencias negativas de llegar tarde. En primer lugar, tuvo que iniciar su entrevista excusándose (si la primera impresión es la que cuenta, empezar una relación comercial con excusas no genera la mejor de las impresiones). En segundo lugar, como el tiempo previsto para la reunión se había reducido considerablemente, no consiguió centrar la atención de su interlocutor y no pudo realizar su presentación tal como la hacía habitualmente.

En definitiva, haber iniciado un viaje sin haber definido el destino al inicio del mismo, causó resultados muy negativos. Y no tanto sobre el primer propósito, que era llegar a la hora prevista, como de su objetivo principal, conseguir causar una buena impresión y realizar una buena presentación que abriera posibilidades de éxito comercial.

Si trasladamos esta conclusión a la situación y al funcionamiento de muchas empresas que tenemos a nuestro alrededor nos deberíamos preguntar: ¿Cuántas empresas iniciaron el año sin unos objetivos claros? ¿Cuántas todavía están funcionando sin saber que tienen que conseguir y a dónde quieren llegar al finalizar, por ejemplo, el año?

La respuesta a estas preguntas, aunque parezca sorprendente, es que son muchas las empresas que no definen sus objetivos hasta bien avanzado el año y, por lo tanto, tampoco pueden tener explicitadas las acciones que los puedan hacer posibles. Se encuentran, siguiendo el ejemplo del taxi, buscando la dirección a la que tienen que llegar, pero sin fijarla. Las consecuencias de esa situación también son las mismas, a medida que pasa el tiempo el coste para conseguir llegar al objetivo es mayor y el nivel de éxito que conseguiremos una vez definido, menor.

Y si la empresa, de forma general, no tiene definidos sus objetivos, o los establece una vez que el periodo para el que debieran haberse establecido casi ha pasado ya, mucho menos los podrán tener las personas que tienen que desarrollar las acciones que los tienen que conseguir. Las consecuencias son incalculables.

La incertidumbre siempre juega un papel importante en esta cuestión. Pues algo que nos dificulta definir objetivos es el hecho de no conocer lo que va a pasar en el futuro. Cuanto más incierto es el futuro más difícil es definir una estrategia. Lo que ocurre es que el futuro, por definición, siempre tiene un elevado componente de incertidumbre. Y por definición, una estrategia es la elección entre los distintos cursos de acción disponibles para conseguir nuestros objetivos en situación de cambio y de permanente incertidumbre.

Cuando una situación como la actual sobrepasa los niveles de incertidumbre a los que estábamos acostumbrados, cuando el futuro inmediato es tan incierto que no nos sentimos capaces de vaticinar ni lo que va a ocurrir mañana, es cuando se hace mucho más necesario no dejarnos llevar por la corriente, ni abandonarnos a una inercia cada vez más perniciosa, que en vez de activarnos nos paraliza y que nos hace entrar en una cierta espiral de desánimo y de desmotivación. Es necesario no esperar a que las cosas ocurran sino hacer que ocurran. Para ello el primer paso es definir qué queremos que ocurra:

Un Líder Estratégico tiene que definir las metas de su empresa o departamento para así poder elegir las estrategias y las acciones que las harán posibles.

No es fácil definir metas, pero es absolutamente necesario hacer este ejercicio si queremos llegar allí donde queremos estar.

La conclusión es sencilla: quien no sabe a dónde va es muy probable que no llegue a ninguna parte, o como el viajero de nuestro taxi, que además de llegar a su destino con el taxímetro por las nubes, llegó tarde y cuando las oportunidades, muy probablemente, se habían esfumado.

3 comments

  1. Verónica dice:

    ¡Qué buena historia!
    Si es que hay ocasiones en las que uno, al menos yo, piensa que con tal de hacer, hacer se es productivo. En el caso del taxi, mientras circule… y en el caso de las empresas, mientras demos servicio o mientras produzcamos y vendamos…
    Me ha hecho reflexionar y totalmente de acuerdo. Hay casos que hay que pararse a pensar y perder 2 minutos o los que hagan falta para buscar «la dirección», a dónde vamos y cuál es el objetivo. Esto es como el que tala árboles y no se para a afilar el hacha.
    MUCHÍSIMAS GRACIAS por la historia y recordarme la importancia de los objetivos.

  2. Angel dice:

    Querido Vicente:
    Un gran amigo mio me dijo una vez «si siempre haces lo mismo, obtienes siempre los mismos resultados. Si los resultados que obtienes no te gustan, tienes que cambiar algo, pero los cambios generan rechazo, y cuanto mas importante es el cambio, mas importante es el rechazo»
    Siempre utilize esta primera reflexión para aplicar las metas SMART.
    Y, en el fondo,es lo que funciona actualmente en mi vida.

    • Sabia reflexión, Ángel. Esto es, precisamente, lo que se consigue mediante un proceso de Coaching bien llevado: superar los obstáculos que dificultan la consecución de nuestras metas que, en su mayoría y como tu bien señalas, son de cambio personal, .

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