La Comunicación Efectiva

Si por algo se está caracterizando esta época en la que vivimos es sin duda por los avances que se están produciendo en los sistemas de comunicación. Tanto es así, que en estos momentos a muchas personas nos resulta muy difícil no sólo utilizar los últimos avances disponibles, sino que también nos resulta imposible el conocer todas las posibilidades que ofrecen los nuevos medios de comunicación que tenemos a nuestro alcance.

El teléfono móvil con función exclusiva de teléfono es un aparato muy «anticuado», se ha impuesto el teléfono inteligente con múltiples opciones de comunicación. Según un informe de Canalys Research,  en 2011 se han vendido en todo el mundo cuatrocientos ochenta y ocho millones de estos aparatos, con un incremento del 67% con respecto a 2010.  Apple ha vendido noventa y tres millones (19% de cuota), Samsung noventa y dos (18,8 %) y Nokia setenta y siete (15,7 %). La venta de estos aparatos ha superado en número a la de PC´s.

Vivimos una revolución tecnológica sin precedentes, que está cambiando las formas de comunicarnos: Facebook tiene ya más de ochocientos millones de usuarios sin que todavía haya entrado en China y la India y Twitter ya alcanza cuatrocientos millones con solo cinco años de vida.

Sin embargo, la capacidad para comunicarnos de forma directa con otras personas sigue basándose en el dominio de las mismas herramientas desde Sócrates hasta nuestros días. Sócrates comentaba la habilidad de Parménides de Elea “que hablaba con tanto arte que las mismas cosas aparecían ante sus oyentes como semejantes y diferentes, una y múltiples, permanentes y transitorias”, es decir, ejercitaba su capacidad para desarrollar argumentos que hicieran convincentes una tesis y también la contraria, de estas posiciones opuestas, según Socrátes, surgirá el conocimiento verdadero. A este arte se le llama dialéctica.

Dominar el arte de la comunicación no es fácil, requiere tiempo y esfuerzo, pero se hace necesario si queremos alcanzar una posición de liderazgo que nos permita avanzar en el cumplimiento de nuestros objetivos. Al mejorar nuestras habilidades comunicativas vamos a mejorar nuestra productividad y rendimiento de forma espectacular.

Si queremos que la comunicación con nuestros colaboradores alcance unos niveles óptimos de productividad y eficacia, tenemos que poner en práctica tres habilidades que normalmente no se nos enseñan: la empatía, preguntar eficazmente y escuchar activamente.

Un líder utiliza la comunicación para intercambiar ideas con otras personas con el fin de producir algún tipo de acción. Pero lo que nos ocurre muchas veces es que sólo direccionamos la comunicación en un sentido, transmitimos nuestras ideas a otra persona sin producir intercambio.

Una comunicación con éxito es una un proceso de “ida y vuelta”. Tenemos que ser capaces de exponer nuestras ideas de manera que los demás puedan comprenderlas e inmediatamente escuchar y observar a los demás y de esta forma poder conocer como han recibido nuestro mensaje. Si queremos conseguir que el propósito de nuestra comunicación se cumpla, necesariamente tendremos que llevar a cabo este proceso.

Es aquí donde juega un papel crucial la primera habilidad que hemos mencionado, la empatía. La empatía  es la capacidad de observar una situación desde el punto de vista de otra persona y comprender los sentimientos y creencias de esa persona. Cuanta más capacidad se posee para reconocer los diversos sentimientos de las personas, más fácil resulta tener éxito al relacionarse con ellas en los distintos ámbitos personales, sociales o laborales. La empatía se desarrolla mediante las habilidades verbales y no verbales.

El psicólogo norteamericano Daniel Goleman indica que “las habilidades interpersonales son las que nos permiten relacionarnos con los demás, motivarles, inspirarles, persuadirles, influirles y tranquilizarles”.

Pero la empatía, para ser bien aplicada con respecto a los demás, debe empezar por uno mismo. Es necesario conocer los propios sentimientos: “Ser consciente de lo que uno siente es el primer paso para conseguir cierto autocontrol. No se trata de reprimir los sentimientos, sino de canalizarlos apropiadamente”, indica Goleman.

La segunda habilidad que tenemos que desarrollar es nuestra capacidad de hacer preguntas. Hacer preguntas nos aporta un caudal de información muy poderoso y además conseguimos que nuestros interlocutores se sientan apreciados y respetados. El tipo de preguntas que producen una implicación mucho más activa del oyente, es la pregunta abierta. Una pregunta abierta no puede ser contestada con un simple sí o no. Las preguntas abiertas empiezan con enunciados de este estilo: “Que opinas de…”, “Que piensas de…”, “Por qué…”. Si somos capaces de convertirnos es expertos en hacer preguntas abiertas incitaremos a nuestros colaboradores a obtener mucho mayor rendimiento y creatividad.

La tercera habilidad es la de escuchar activamente, es decir, escuchar las palabras en sí, la manera en la que se dicen y lo que no se dice. Para significar la importancia de la escucha activa podemos aportar una serie de datos que quizás nos sorprendan: el diez por ciento de la comunicación es por medio de las palabras, el treinta por ciento por los sonidos y el sesenta por ciento por el lenguaje corporal. Muchas veces caemos en el defecto de escuchar solamente lo que nos agrada o lo que encaja dentro de nuestras ideas preconcebidas, por el contrario, lo que debemos hacer es escuchar con una mente abierta, controlando nuestras reacciones, manteniendo un contacto visual agradable con nuestro interlocutor y prestándole mucha atención para que sepan que nos interesa lo que ellos tienen que decir.

Un obstáculo para la escucha es nuestra capacidad para pensar cuatro veces más rápido de lo que hablamos, tenemos una velocidad verbal de ciento veinticinco palabras por minuto, mientras somos capaces de pensar a una velocidad de entre cuatrocientas y seiscientas palabras por minuto. Para no distraernos mientras escuchamos es necesario que enfoquemos nuestro pensamiento en nuestro interlocutor utilizando el tiempo que nos sobra en organizar y analizar lo que escuchamos y para anticipar lo que pueda venir a continuación, pero nunca dando por sentadas nuestras presunciones.

La Comunicación Productiva precisa de los tres elementos: empatía, preguntas eficaces y escucha,  sin duda va a merecer la pena dedicarle un esfuerzo a mejorar estas habilidades.

2 comments

  1. Jose German dice:

    Cuando he leido esto….»La tercera habilidad es la de escuchar activamente, es decir, escuchar las palabras en sí, la manera en la que se dicen y lo que no se dice. Para significar la importancia de la escucha activa podemos aportar una serie de datos que quizás nos sorprendan: el diez por ciento de la comunicación es por medio de las palabras, el treinta por ciento por los sonidos y el sesenta por ciento por el lenguaje corporal»…..he pensado en la cantidad de veces que hoy en dia nos comunicamos por mail,redes sociales, sms……¿donde estan el 30% de los sonidos y el 60% del lenguaje corporal?
    Saludos Vicente

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